| Hola a todos!...
Despues de un buen rato de no sacar nada nuevo, en exclusiva para esta ilustre pagina, publico mi nueva historia corta (la cual constara de solo dos capitulos)... pero, siguiendo el ejemplo de uno de mis mangakas favoritos de manga shonen, Seishi Kishimoto, este se trata de ¡mi "primer fic de corte shojo- original" que realizo!.
En fin, espero que sea de su agrado !.
“Matrimonio Etereo”.
Por: Brujo coatl.
Capitulo 1: “Un suceso maravilloso”.
“¡Tu… tu siempre asfixiándome con tus malditos celos!...”
“¡¿Cómo no voy a hacerlo?, si me han dicho “lo excesivamente amable” que te comportas con tu compañero de trabajo, el tal Armando!...”
“¡El yo yo solo somos compañeros de trabajo!... por lo menos, el sabe tratarme como todo un caballero… ¡no como tu, que dejaste esa virtud hace mucho tiempo!”.
“¡¿Qué haz dicho, reverenda estúpida?... ¿crees que yo no tengo los suficientes pantalones?...!”.
“¡Claro que no, porque siempre nos faltas cuando mas te necesitamos… a mi y a tu hija!”.
Aquellas amargas discusiones, eran tan fuertes sonoramente hablando que llegaban al cuarto contiguo… donde una chica de tan solo 15 años escuchaba debajo de sus sabanas aquel pandemónium de gritos y reclamos, impotente por saber que no puede hacer nada por remediarlo y con sus lindos ojos color violeta inundados en abundantes lagrimas.
Estela solo ruega a Dios porque ese pleito de tantos que se desatan entre sus padres, quede mañana por la mañana en el total olvido y todo vuelva a ser como antes: sus padres desayunando alegres, reflejando ese alentador sentimiento en todos momentos de su vida, momentos que ella se sentiría dichosa de volver a compartir con ambos.
Pero repentinamente, algo terrible hace que despierte de aquel anhelo:
“¡Basta ya de esto!...”- y al momento, oye un fuerte golpe, seguido por los gemidos que su madre comienza a proferir; aquello deja a Estela paralizada del terror.
“¡Basta!... ¡largate ahora mismo, no quiero volver a verte!”- oye como grita angustiada su madre y lo ultimo que escucha es el azotar de puertas.
Estela aprieta sus ojos haciendo que sus lagrimas broten con mas intensidad, mientras en su interior se lamenta:
(“¿Por qué, porque siempre tiene que ser lo mismo?... ¡mis papás solo pelean y ni siquiera me toman en cuenta!... ¡no lo soporto mas, quisiera escapar de esta horrible realidad, quisiera que algo maravilloso sucediera!...”)- y después de sollozar por unos minutos, queda profundamente dormida.
De pronto, al abrir los ojos nuevamente ella se encuentra ahora en un sitio rodeado de tinieblas solamente. Un profundo temor la invade, puesto que ella ignora donde se encuentra y peor aun, que cosa terrible le espera ahí; pero repentinamente, una luz surge de lo alto y se expande velozmente hasta cubrir las tinieblas, dejando a la vista de Estela un fantástico prodigio:
Ahora, ella se encuentra en medio de un bellísimo jardín, tan maravilloso como los mismos campos Eliseos de la mitología griega y tan extenso, que se perdia hasta donde la vista llegaba. Sorprendida, Estela reflexionaba que lugar seria aquel y porque se encontraba ahí, cuando otro prodigio mas se manifiesta frente a ella… otra luz surge y se expande pero esta vez tomando la forma de una silueta humana. Los ojos de Estela se abren con mas asombro al ver como aquella silueta acaba por tomar la forma de un hombre joven: alto, piel clara, ojos color verde esmeralda, cabellos largos y lacios terminados en punta de color negro; aquel joven bien parecido vestia una elegante gabardina negra, debajo de la cual portaba una camisa, pantalón y zapatos del mismo color, además de llevar en sus manos unos guantes negros.
Pese a no poder salir aun de su asombro, Estela experimenta cierto temor al ver como aquel individuo avanza lentamente hacia ella, mientras un viento juega con sus largos cabellos; y ya estando frente a frente, el extraño se detiene, mientras cambia la fría expresión de su rostro a la de una agradable sonrisa y con tono de voz apacible, le expresa:
“¡Tranquila, no tienes nada que temer!...”
Intrigada, Estela le interroga:
“¿Quién… quien eres…?”
El, de una manera muy cordial, le responde:
“¡Sera un placer decirte mi nombre!... puedes llamarme Abel; y en cuanto a ti, se que tu nombre es Estela y la razón por la que me apareci ante ti, es… porque yo soy tu prometido”.
“¡¿Qué?, ¿tu eres… mi prometido?!”- le interroga sorprendida la chica.
El se apresura a aclararle:
“¡Por favor, no temas!, se que te es difícil entender lo que te he dicho… pero conozco de antemano todos los terribles problemas por los que atraviesas en estos momentos y la razón de mi presencia, es porque en estos momentos tu necesitas a alguien muy especial a tu lado, alguien que te reconforte y te proporcione ese cariño que tanta falta te hace… ¡y yo estoy aquí, para otorgarte esas bellas virtudes, querida Estela!”.
Al terminar de oírlo, Estela queda tan asombrada ante lo que ese ser llamado Abel le ha propuesto, que por unos minutos se le dificulta articular palabra alguna. Todo aquello tenia que ser solo un sueño y ella bien lo sabia; pero reflexionándolo por unos instantes, admite que hasta ahora, Abel es lo mejor que pudo haberse aparecido en sus sueños. Después del todo, ¿no había pensado hacia unos instantes, que lo que mas anhelaba era que algo maravilloso sucediera?... quizá aquello que en esos momentos estaba viviendo tan solo seria en sueños, pero no desaprovecharía la oportunidad para estar al lado de alguien tan maravilloso como Abel… después del todo, casi podía creer que el era bastante real.
Pese a que no pareciera mostrar impaciencia, Abel le interroga:
“Y bien, ¿Qué es lo que me respondes, mi amada Estela?”- al mismo tiempo que le extiende la mano derecha.
La chica no duda en responderle:
“¡Por supuesto… acepto con gusto vivir estos momentos a tu lado!”- mientras ella toma su mano.
Abel sonríe y tomados de la mano, ambos comienzan a pasear por aquel inmenso jardín mientras conversan.
Repentinamente, la alarma de un reloj comienza a sonar y ello provoca que Estela abra los ojos de golpe. Rápidamente se da cuenta que ya amaneció y recordando aquel sueño con el ser llamado Abel, casi quiere empezar a lamentar que esa hermosa experiencia onírica halla terminado irremediablemente. Pero se resigna y se prepara para ir a la escuela.
Una vez lista, baja a la cocina y ve que su madre esta preparando el desayuno. Esta al darse cuenta de su presencia, le expresa atenta:
“¡Buenos días, hija mia!”- pero al voltear parcialmente su rostro, Estela queda impactada al ver una coloración violácea rodear su ojo derecho.
Pese a sentirse adolorida por ver en ese estado a su madre, Estela finge no notar nada y con una sonrisa, le responde:
“¡Buenos… días, mami!”.
Su madre voltea completamente y le expresa de modo cariñoso:
“Anda, siéntate para que tomes tu desayuno y tanto tu puedas irte a la escuela, como yo a mi trabajo… ¿si, cariño?”- y pese a que intentara fingir una sonrisa, era notoria la tristeza que la embargaba.
A pesar del dolor que experimenta en su interior, Estela sonríe y le responde:
“¡Como digas mami!”.
Y asi, en medio de un melancolico silencio, madre e hija desayunaron juntas y sin la presencia del esposo y padre respectivamente de ambas, cuya ausencia ignoraban si duraría solo ese dia… o de modo indefinido.
Una vez que termina de desayunar, Estela se despide de su madre para alcanzar el autobús que la llevara hasta su escuela. Cuando llega a la parada de autobuses mas próxima, ella fija su vista en la muñeca de su mano derecha para ver la hora en su reloj, pero al hacerlo se da cuenta de algo extraño sobre la piel de su dedo anular… Estela observa atentamente y descubre que se tratan de unas extrañas marcas: 2 lineas paralelas que rodean su dedo anular y en medio de ambas, una especie de rosa a manera de enredadera con filosas espinas.
Estela se siente bastante impresionada por tener esas marcas impresas sobre su piel, como si estas fueran parte de la misma. No puede hallar alguna explicación lógica a su aparición y porque tenia tan extrañas formas… hasta que de pronto, a su mente viene el recuerdo del sueño que tuvo esa noche:
En el momento que ella y el joven llamado Abel sostenían una agradable conversación, Estela experimentaba sensaciones de bienestar y una inmensa alegría; el solo hecho de mirar a los ojos de aquel que se decía ser su “prometido” hacia que ella sintiera como su corazón palpitaba a un ritmo acelerado mientras en su mente experimentaba una especie de éxtasis mistico, un sentimiento que todas las personas buscan durante toda su vida y solo pocos hallaban como un verdadero tesoro… aquel sentimiento llamado amor.
Abel también miraba a los ojos de Estela y conoce muy bien los sentimientos que en esos momentos, germinaban en el interior de la chica y ello provocaba en su rostro una misteriosa sonrisa; justo en ese momento, ella termina con lo esta declarando:
“¡Lo único que mas deseo, es que mis padres dejen de reñir y volvamos a convivir en armonía, tal como fue cuando yo era una niña!... pero yo no puedo hacer nada, ellos quieren vivir de esa manera ahora… ¡y lo único que quiero ahora, es escapar de esa horrenda realidad!”- en ese momento, una lagrima resbala por su mejilla izquierda.
Abel, con aparente mirada compasiva, le expresa suavemente mientras que con uno de sus dedos seca de su rostro esa lagrima:
“¡No te sientas mal, amada Estela!... comprendo como te sientes en este momento; pero lamento decirte que tienes razón, tus padres han elegido ese doloroso camino y muy poco puedes hacer por remediarlo. Pero, para que tu y yo podamos continuar en contacto y de esa manera, pueda ayudarte a aliviar tus penas… hay algo que quiero proponerte…”
“¿Y que es, amado mio?”- le interroga Estela, bastante intrigada.
Dando un hondo respiro, Abel la mira directo a sus ojos y le expresa:
“¿Quieres… casarte conmigo?”.
“¡¿Qué?!”- expresa la chica, totalmente asombrada.
Con toda calma, Abel comienza a explicarle:
“¡No te exaltes de ese modo, querida Estela!, deja que yo te explique el porque de la petición que te he hecho. Veras: si pude contactar contigo, es porque logre escuchar el llamado que provino desde lo mas profundo de tu corazón, anhelando vivir una experiencia maravillosa y el sueño es el único medio que me permite la posibilidad de que podamos vernos cara a cara. Pero la única forma en que ambos podemos concretar nuestra unión, es uniéndonos en sagrado matrimonio; solo al concretar ese lazo, no solo podremos seguir viéndonos en sueños… inclusive, ¡llegaremos a comunicarnos mientras estes despierta, por medio de la mente!. Es por ello que te pido por favor, que aceptes mi petición, amada Estela… porque de lo contrario ¡esta será la única vez que puedas verme, puesto que al no existir un lazo concreto entre ambos ya no podre verte mas, aunque ambos lo deseemos!. No tengas en mente preocupación alguna, pues aunque no podemos unirnos físicamente, estaremos vinculados por medio de nuestros sentimientos… ¿entonces, que es lo que me respondes amor?”.
Estela no puede salir por completo de su asombro. Por una parte, es inevitable que dude de tal petición: el hecho de que alguien tan apuesto como Abel se le aparezca en sueños, declarándole al momento su amor era algo inesperado pero en verdad, maravilloso para ella… pero que ahora, le estuviera proponiendo un “matrimonio” era algo que ella no podía asimilar ni hallar lógica alguna, empezando porque ella era tan solo menor de edad y que podría saber acerca de que era vivir en matrimonio, mas porque ese palabra lo único que evocaba en su interior eran las riñas de sus padres; inclusive, esta por considerar la petición de Abel como algo totalmente absurdo, mas viniendo de alguien que no era mas que una fantasia propia de sus sueños.
Sin embargo, al mirar al rostro de Abel, ella nota que el ha adoptado un semblante triste al momento; preocupada por esto, Estela le interroga:
“¿Qué te ocurre amor, porque te haz puesto tan triste?”.
El, con la voz quebrada, le responde:
“¡No puedo creer lo que piensas de mi propuesta de matrimonio!... todo lo que quiero es hacerte feliz y consideras ridículo lo que te he dicho… ¡no soy tan solo otra cosa para ti que “una fantasia propia de tus sueños”!... ¡en verdad, haz hecho pedazos mi corazón!”.
Estela esta sorprendida por el hecho de que Abel haya leído sus pensamientos… pero lo que mas pesar le causa, es que ello le haya provocado una profunda tristeza. Por lo tanto, Estela se apresura a reconfortarlo:
“¡Abel, mi amor, perdóname!... no fue mi intención que te sintieras mal, no quise lastimarte de esta manera. Es solo que… ¡esa propuesta de matrimonio que me haz hecho, es algo extraño y difícil de entender para mi!. Pero, si eso te hace feliz, ¡con gusto acepto casarme contigo!. Además, si esa es la única forma en que podemos seguirnos viendo aunque sea en mis sueños, ¡entonces hagamoslo… porque si dejo de verte estare muy triste, pues yo te necesito en estos momentos!”.
En ese instante, el rostro de Abel se ilumina de alegría que hay en su interior y tomando con ambas manos las de Estela, le expresa con jubilo:
“¡Gracias, mi amada Estela!, ¡me haz hecho inmensamente feliz!”,
Estela le muestra una radiante sonrisa.
Sin embargo, el añade algo mas:
“¡Pero antes, hay una serie de condiciones que debes saber antes de que concretemos esta unión…”
“¿Condiciones?”.
“Si, y ahora mismo te las explicare: nuestro matrimonio no será algo que dure por siempre, a diferencia de los matrimonios humanos; cuando llegue el momento en que tu corazón te indique quien es tu verdadero amor en el plano que tu habitas, nuestra unión habrá finalizado y seras libre de ir hacia la persona con quien verdaderamente te uniras en cuerpo y alma”.
“¡Si… entiendo!”- le expresa Estela, con algo de consternación.
Sin embargo, haciendo el tono de su voz mas directo, Abel le hace la siguiente aclaración:
“¡Pero a cambio te pido la siguiente condición… ¡una vez que se consuma nuestro matrimonio, tienes que demostrarme tu amor siendo fiel y no involucrándote con algún otro chico que se cruce en tu camino basándote únicamente en una superficial atracción!... solo hasta que tu corazón sepa bien que hombre será tu verdadero amor, debes ser fiel a nuestro propio amor no quebrando este lazo especial que nos unira… ¿comprendes, mi amada Estela?”.
Al terminar de escucharlo, Estela se sorprende por esta condición que Abel le expresa, por lo que ella lo piensa detenidamente… el aceptarlo de ese modo, traería como consecuencia que en verdad no podría de ningún modo involucrarse con cualquier otro chico que llegara a conocer, si este no se trata de su verdadero amor, tal como Abel lo ha expresado, viviendo únicamente para el hasta que llegase ese momento. Pero a pesar de que a ella se le hiciera algo difícil, finalmente acepta respondiéndole:
“¡De acuerdo, amado mio!... por ti aceptare vivir bajo ese condición; ¡te amo y sere capaz de cualquier cosa por ti!”.
Abel sonríe con mas jubilo y le expresa con suavidad:
“¡Gracias, mi amada Estela!, ¡seremos muy felices hasta que llegue ese momento!”- y tomando entre sus manos el rostro de la chica, le da un agradable beso en la frente.
Al momento, un fuerte viento sopla, las nubes comienzan a girar en el cielo y un conjunto de bellas melodías comienzan a sonar alrededor del lugar. Estela sorprendida, le interroga:
“¿Qué… que es lo que ocurre?”.
Abel le responde:
“¡Son las señales… para que de inicio la ceremonia en donde consumaremos el que será muestro matrimonio etereo!”.
Justo en esos momentos, una luz se manifiesta al frente de ambos hasta que termina por tomar la forma de una silueta humanoide luminosa con 8 alas a los costados. La chica, un poco atemorizada, le pregunta a Abel:
“¿Qué… es eso?...”
“¡No temas!, ese ente que esta frente a nosotros… es el “juez” que se encargara de la consumación de nuestra unión amorosa”.
“¡Ya veo!”.
Entonces Abel extiende su mano hacia Estela y le indica:
“¡Bien, amor… ha llegado el momento!”.
Aun extrañada, Estela asiente y tomando su mano, los dos se dirigen hacia donde el extraño ente alado los espera. Mientras se desarrolla la ceremonia, el “juez” sostiene en sus manos un libro con pasta color dorado, mientras que, a pesar de carecer a simple vista de una boca, parecen salir de el palabras en un extraño idioma que sin embargo, Estela logra entender sin que ella sepa el como. Y en el momento que ambos hacen sus juramentos, llega la hora en que cada uno coloca una especie de “anillos de compromiso” en el dedo anular del otro; ambos de plata, el de Abel era una especie de rueda con varias alas saliendo a los lados, mientras que el de Estela era el ornamento de la rosa con sus filosas espinas. Precisamente, Estela observa totalmente atemorizada, que aquellas marcas no son mas que la “sombra” del anillo de compromiso matrimonial con Abel; ahora sabe que aquello no fue un simple sueño, fue algo mas… una realidad astral que se encuentra vinculada a la nuestra, gracias a aquel “matrimonio” entre ella y ese ser etereo, Abel. Sabe ella ahora que no hay marcha atrás y que quiera o no, deberá cumplir con sus “votos” sin chistar.
En ese mismo instante, llega el autobús que la llevara hasta donde se ubica su escuela y al abordarlo, no puede quitarse de su cabeza tan extraña e inquietante “realidad” que ahora vive.
Unos minutos después:
Ya dentro de su escuela, en el interior del aula donde ella estudia… el ambiente era el típico de todas las preparatorias: alumnos conversando entre si o inclusive, jugueteando como niños. La única que parecía desconectada de aquella realidad, era la misma Estela, quien no dejaba de reflexionar aquel hecho tan extraordinario del cual ella era protagonista… aun era algo difícil de asimilar para ella y si se lo contara a otra persona, esta jamás se lo creería.
En ese momento, una linda chica rubia de nombre Ivonne se acerca a ella y la saluda:
“¡Hola, Estelita!...”
Pero ella no responde. Extrañada, Ivonne vuelve a hablarle:
“¡Estela!...”
Ella reacciona al momento, como si hubiera despertado de un trance; y al ver a su amiga, le responde algo nerviosa:
“¡Oh… hola, Ivonne!”.
“¡Oye, my friend, ¿Por qué tan ida?!... ¡cualquiera diría que tuviste un mal sueño!”.
Estela se estremece al momento y le responde:
“¡Bueno, casi le atinas!... no diría que fue un mal sueño… ¡pero lo que soñé, fue algo tan increíble que si sigo pensando en ello, acabare loca en un manicomio!”.
Como tratando de reanimarla, Ivonne le expresa alivianada:
“¡Tu relax, Estelita!... que hayas soñado lo que hayas soñado, ¡no fue algo real y no creo que afecte en nada tu vida!”.
Al terminar de oírla, Estela con cierta melancolía, le responde a su amiga:
“¡Quisiera creerlo asi en este momento!”.
Aquella respuesta deja extrañada a Ivonne.
En ese momento, uno de los profesores se hace presente y todos ocupan sus respectivos lugares rápidamente. Aquel profesor frunce el seño, pero entra rápidamente y se dirige a sus alumnos:
“¡Buenos días, jóvenes!”.
“¡Buenos días, profesor López!”- le responden sus alumnos, al mismo tiempo que se ponen de pie.
“¡Sentados!”- les dice aquel maestro y todos le obedecen. Al momento, les comunica:
“Muchachos, les aviso que hoy se integra un nuevo alumno a nuestra clase… su nombre es Danny Hernández”- y mirando hacia la puerta del aula, lo llama.
Al momento de acceder, todos fijan su vista en el chico nuevo, especialmente las chicas quienes al parecer les ha causado una buena impresión. Estela, quien continuaba en ese momento sumida en la total abstracción, fija su vista en aquel joven… dejándola totalmente impactada.
(Continuara…)
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